SOCIEDAD Sábado, 10 de junio de 2017 | Edición impresa
La cordillera como reserva de biodiversidad
¿Cómo se compone y distribuye la biodiversidad? ¿Lo hace al azar o seleccionan ambientes? ¿Las especies son oportunistas o especialistas, coexisten o compiten entre ellas?
El Programa de Investigaciones de Biodiversidad del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza) tiene por meta entender la composición, distribución, diversidad y dinámica de pequeños mamíferos a lo largo de las eco regiones áridas de llanura y de la cadena montañosa de los Andes.
El ecosistema de montaña es reconocido por contener especies exclusivas, que llamamos endemismos. Así, por ejemplo, en uno de los estudios que hicimos desde el sur de Perú hasta el centro de la Argentina encontramos que aproximadamente 50 por ciento de las especies son endémicas (es decir, exclusivas de las tierras áridas de los Andes Centrales) y presentan rangos geográficos pequeños a medianos.
La categoría geográfica de una especie, junto a otros atributos como el tipo de alimentación (animal o vegetal), el tipo de ambiente donde viven (bajo cuevas, arbustos, en vegas o rocas), tipo de locomoción, reproducción anual o estacional, tamaño de la camada, fisiología, dimensión corporal y poblacional, son algunos de los parámetros que usamos en la ciencia de la ecología para poner a prueba distintas hipótesis y hacer predicciones sobre la dinámica de la diversidad biológica.
Distribución escalonada
Las especies andinas presentan adaptaciones fisiológicas que les permiten vivir en un determinado rango de condiciones climáticas. Esto se refleja en la distribución escalonada de las especies a lo largo de los Andes.
Así, por ejemplo, distinguimos un grupo de especies de zonas bajas (correspondiente a los pequeños mamíferos de la llanura del desierto), varias especies de zonas intermedias y finalmente un grupo de especies de rangos pequeños y restringidos a zonas muy elevadas, por arriba de los 3.000 metros.
Así también, la selección de ambientes diferentes por parte de distintas especies favorece que un mayor número de ellas coexista en un área determinada. Esta coexistencia es mayor en ambientes heterogéneos, ya que aumenta la diversidad de micro hábitats que pueden ser ocupados por especies con diferentes requerimientos.
Es con esta curiosidad y varias preguntas que investigadores del Iadiza y Ianigla (Conicet-CCT Mendoza) se propusieron estudiar la composición específica de los ensambles de los micro mamíferos (ratones de campo y marsupiales menores de 120 g), y el modo de utilización de los recursos ambientales (por ej., tipos de hábitat) en la zona del pedemonte andino.
El pedemonte andino representa un ecotono o zona transicional entre la biodiversidad de la zona intermedia (Andes) y de la zona baja (llanura árida del Desierto del Monte) y constituye un escenario heterogéneo ideal para entender la composición, distribución y abundancia de las especies en distintos tipos de hábitat.
Los resultados de la investigación, publicados recientemente en Mammal Research (Investigación de mamíferos), destacan que la segregación de hábitats y coexistencia entre especies es variable, y depende entre otros, de las estaciones (ej. húmeda vs seca), siendo la época seca donde se observa la mayor segregación de hábitats.
Por otro lado, mientras todas las especies del ensamble de micro mamíferos pedemontanos muestran selectividad ambiental a escala pequeña, o de micro hábitat, sólo algunas especies pueden distinguir (seleccionar) entre los "grandes" tipos ambientales o macro hábitats (ej. pastizal y arbustal).
En conclusión, los ecosistemas de montaña, y la cordillera de Los Andes en particular, representan verdaderos laboratorios para la investigación de la evolución, biogeografía, ecología, fisiología y comportamiento de la biota de Sudamérica. En otras palabras, de la historia natural de la biodiversidad andina.
En nuestra opinión, contar con este laboratorio natural es una oportunidad única, pero para poder concretar la multiplicidad de estudios que nos propone este ecosistema es necesario disponer de sólidas fundaciones , académicas y físicas, como el Conicet, universidades, laboratorios, bases de biodiversidad, subsidios y un fuerte y decidido programa de formación e incorporación de investigadores, becarios y técnicos para poder hacer frente al enorme desafío que significa desentrañar la biodiversidad andina a distintas escalas, de ecosistema a genes.
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